jueves, 30 de junio de 2011

Los niños

Niños, pequeñas personitas que todos fuimos y que a veces volvemos a ser. Los hay más graciosos, menos graciosos, más llorones, menos llorones, dormilones, rechistones… en fin… pero todos son… niños. Uno de ellos dijo un día:

-Usted, usted- chilló desde el balcón del segundo piso.
Ella se encontraba en el patio central y escuchó una voz de niño decir algo desde arriba.
-¡Usted, mujer!- volvió a sugerir el niño, sentado en el borde del balcón, agarrado a las rejas.
La chica miró hacia arriba, poniéndose la mano en la frente porque el sol daba fuerte. Tras ver la imagen blanca creada por el resplandor de éste, vio al chiquillo que se estaba dirigiendo a ella.
-¡Usteeeedddd!
-¡Niños!- se dijo en voz bajita - ¡Al menos ellos saben dirigirse a las personas!

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A ciento once kilómetros

Hacía calor y caminaba en dirección a casa. Gente, más gente. Se fijó en un señor que iba delante, iba sin camiseta, un hombre mayor. Mientras ella imaginaba historias ajenas como de costumbre, una voz pueril interrumpió sus pensamientos:
-¡Usted, usted!
Esa voz la trasladó al día anterior, cuando el niño del balcón la había estado llamando insistentemente.
-¡Usted, usted!- volvió a gritar la criatura.
Ella, miró hacia atrás, sumergida en que era el mismo niño. No podía ser, estaba a cien kilómetros del anterior suceso. Al girar la cabeza vio como el niño tiraba de su madre y ella lo agarraba por el brazo.
-¡Usted, usted!-volvió a gritar el niño.
Ella ya sabía que no se dirigía a ella, sino al señor que iba delante suya, en el que se había fijado antes, un hombre de complexión delgada, sin camiseta, con la espalda un poco poblada y abundantes barbas largas y canosas. Andaba con la camiseta colgada de la mano, arrastrándola por el suelo. Era el típico hombre que cualquier niño al verlo diría a su madre: Ese hombre es pobre ¿no?
Bueno, a lo que iba, el niño volvió a repetir sus ansiosas palabras mientras alzaba la mano con algo brillante en ella. Una moneda. Al fin consiguió alcanzar a su presa, este señor “pobre”. El niño, con una sonrisa en la cara, le regaló esa moneda, pensando que esa moneda lo haría “rico”. La "riqueza", pero la que está en el interior, en la mente, en el corazón. Una persona adinerada no podría considerarse “rica” si no lo es de corazón. La “riqueza” valor con el que se nace, otra cosa es que luego te la quiten.

:)

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